Percepción sobre la construcción de competencias académicas y profesionales en Psicólogos.



Percepción sobre la construcción de
competencias académicas y profesionales
en Psicólogos.

Jesús de la Fuente Arias, Fernando Justicia Justicia,
Pedro Félix Casanova, María Victoria Trianes

Dpto. de Psicología Evolutiva y de la Educación
1 Universidad de Almería
2 Universidad de Granada
3 Universidad de Jaén
4 Universidad de Málaga

España


(1)   Resultados obtenidos en el PROYECTO UCUA, Unidad para la Calidad de la Universidades Andaluzas (UAL-11. 2003)



Resumen

Introducción. La evaluación de las competencias requeridas para el ejercicio de la profesión tiene una gran actualidad. Su importancia reside en las mejoras que se pueden efectuar en los procesos de formación inicial y permanente. En este trabajo resumimos algunos resultados obtenidos en una investigación reciente sobre esta problemática.

Método. Participaron un total de 76 sujetos, de diferente tipología, con diferente grado de titulación y que habían finalizado en diferentes momentos la carrera, con diferentes puestos actuales profesionales y nivel de experiencia profesional. Todos cumplimentaron una versión on-line de la Escala para la Evaluación de la Formación recibida por los profesionales, versión.1.00 (De la Fuente, 2003). Efectuamos análisis descriptivos y de varianza con los datos obtenidos.

Resultados. Las competencias académico-profesionales propuestas se construyen en los dos ámbitos formativos, aunque existe un desequilibrio entre ámbitos, no siempre adecuadamente coordinados. En general, los sujetos opinan que en el contexto profesional-aplicado es donde se construyen una mayor cantidad de competencias. La mayoría del conocimiento factual (saber) se construye en el ámbito de la formación universitaria, mientras que la construcción del conocimiento procedimental (saber hacer) se produce en el ámbito aplicado.

Discusión. Consideramos que la línea de trabajo es provechosa, para evaluar la calidad de la formación recibida. La radiografía de esta situación actual ha permitido acercarnos a la percepción de los alumnos, de los profesionales y de los profesores, lo que resulta valioso para rediseñar los procesos formativos iniciales y permanentes de los futuros psicólogos.

Palabras-clave. Competencias académicas y profesionales. Subcompetencias conceptuales, procedimentales y actitudinales.



Introducción
En el actual contexto de cambios, reformas y experimentación de nuevos perfiles de
Titulación, promovidos por el marco del Espacio Europeo de la Educación Superior (EEES) una información relevante para poder tomar decisiones, actuales y futuras, proviene de la visión que los profesionales en activo tienen de la formación recibida durante el período de formación académica. La preocupación por esta retroalimentación (feedback) profesional, como fuente de información y de conocimiento sobre el ajuste o desajuste formativo, es una necesidad conocida, pero poco analizada.

La evaluación del grado de satisfacción que tienen los profesionales, desde su visión práctica, sobre la formación recibida en el período de formación universitaria puede ser efectuada desde diferentes parámetros, tales como la planificación y el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje, el comportamiento docente y de la organización, la adecuación del perfil formativo de la titulación, etc. (De Miguel y cols., 2003; Fernández Sierra, 1996).

El modelo input-output de evaluación de las competencias

El Modelo de Roe (2002, 2003) se basa en la necesidad de tener presente las diferentes competencias constitutivas de la práctica profesional para realizar un plan de formación adecuado.

Plantea un modelo comprehensivo de competencias, como herramienta para construir un perfil profesional del psicólogo –aunque es extrapolable a otros campos profesionales integrando los modelos de input (curriculares) y output (práctica profesional) en la estructura conceptual de competencias que debe incorporar un profesional para una buena práctica. Este modelo asume que el perfil de competencias específicas de un profesional incluye tanto elementos tipo input (rasgos de personalidad, capacidades, conocimientos, habilidades y actitudes) como de elementos tipo output (competencias y subcompetencias).

Modelo de evaluación de las competencias académico-profesionales

Las competencias para ejercer la profesión son definidas como un conjunto de conocimientos académico-profesionales integrados, que permiten un desempeño óptimo de los requerimientos profesionales (De la Fuente, 2003a, 2003b, en prensa). En este modelo teórico se asumen varios principios:

1.      El conocimiento académico y el conocimiento profesional, siendo ambos necesarios para una buena formación que promueva un ejercicio profesional de excelencia, tienen formatos diferentes e interconectados, con transferencias entre sí, aunque no pertenecen al mismo continuo lineal sino a continuos diferentes y superpuestos.
2.      La falta de construcción integrada de ambos tipos de conocimientos, debe provocar un sesgo competencial que impediría el óptimo desempeño en el contexto profesional, al producirse una ruptura epistemológica y práctica entre las competencias de orden factual, procedimental y actitudinal adquiridas en los contextos académico y profesional. De ahí, la importancia de efectuar una reconstrucción personal integrada.
3.      Las competencias (saber hacer en la acción) son de carácter académico y profesional, incluyendo cada una de ellas los saberes (subcompetencias  conceptuales), las habilidades (subcompetencias procedimentales) y las actitudes (subcompetencias actitudinales), de tal forma que, en la práctica, la solución de los problemas y de las situaciones profesionales lleva consigo la utilización combinada de las competencias académico-profesionales. Además, ambos de tipos de competencias no se pueden circunscribir a un ámbito curricular o profesional (input-output, en el modelo de Roe), si no más bien, entender que se deberían construir en ambos contextos, académico y profesional, de manera secuencial y reglada. Como este hecho no se produce, sino que se realiza un reparto implícito de los aprendizajes competenciales entre los citados ámbitos de input-outup, es muy difícil la construcción integrada de los procesos formativos que se producen en la Universidad y en el contexto Profesional Aplicado (De la Fuente, 2003b). En síntesis, el problema reside en que, en la práctica, cada contexto formativo se ha especializado en la formación de una tipología de competencias, sin crear espacios y acciones coordinadas suficientes para favorecer la construcción integrada de ambas.

Competencias conceptuales: hechos, conceptos y principios (saber).

Las competencias de orden conceptual están referidas al conocimiento factual, es decir, a un saber de hechos, conceptos y principios, entre otros, que se puede construir, tanto en el ámbito académico como profesional:

· Los hechos se refieren a acontecimientos o sucesos relevantes a un objeto de estudio dado. Un hecho académico puede ser las fases de evolución de una disciplina. Un hecho profesional puede ser el conocimiento de la prevalencia de una enfermedad en una zona dada. La mayoría de los hechos que un Titulado debe construir tienen ambos componentes combinados.

· Los conceptos se refieren al entramado de terminología, vocabulario, construcciones teóricas de la realidad académica o profesional. El actual concepto de la Psicología, como ciencia, es un concepto académico, mientras que el concepto de atención a la diversidad en el Real Decreto que regula la Atención a Discapacitados, es un concepto profesional.

· Los principios son elaboraciones descriptivas, explicativas y predictoras de los fenómenos que cada campo de estudio o aplicado elabora. El Principio de Premack o la Ley de Thorndike, en Psicología, son enunciados académicos que sirven para explicar, evaluar e intervenir en problemas psicológicos. El principio de que “cada maestrillo tiene su librillo” es un enunciado profesional que explica y predice el comportamiento docente en las aulas.

Competencias procedimentales: procedimientos (saber hacer)

Estas competencias están referidas al saber ejecutable o saber hacer de diferente tipo.

Es de destacar que cualquiera de estas competencias, al igual que las demás, podemos considerarlas como un contínuum, a través del cual el sujeto puede ir avanzando, en los ámbitos deformación académico y profesional, no de manera excluyente, sino complementaria. Este tipo de saber es tan diverso como los repertorios implícitos en cada dimensión del desarrollo humano.
· El saber hacer personal consiste en un conocimiento competencial dirigido a saber realizar acciones de orden personal. Ejercer autorregulación mientras se estudia es un saber hacer académico. Ejercer autocontrol mientras se realiza una entrevista clínica es un saber hacer profesional.

· El saber hacer social está referido a un conocimiento competencial que permite desenvolverse adecuadamente en situaciones sociales. Trabajar en equipo, en clase para hacer un trabajo, es un saber hacer académico. Coordinar y dirigir un equipo de trabajo en una sección de una empresa es un saber hacer profesional.

· El saber hacer físico-motriz es un conocimiento que permite efectuar acciones diversas, de tipo físico y motriz. Escribir un trabajo en el ordenador, es un saber hacer académico (también con un componente cognitivo-lingüístico). Efectuar una receptación en ordenador para presentar un proyecto de trabajo a una administración es un saber hacer profesional.

· El saber hacer cognitivo-lingüístico hace mención al saber utilizar las habilidades de orden superior o cognitivo-lingüísticas. Analizar y efectuar una síntesis conceptual sobre el contenido de un libro científico es un saber hacer académico. Efectuar una sesión de trabajo, a través de la explicación de un análisis de la conducta, y la defensa de las hipótesis de intervención, es un saber hacer profesional.

Competencias actitudinales: actitudes, valores y normas (querer saber y querer saber hacer)

Estas competencias son las que delimitan el conocimiento actitudinal de los sujetos. Delimitan si han construido adecuadamente las actitudes, los valores y las normas, referidas a los saberes anteriores, esto es, el querer saber y el querer saber hacer. Este tipo de aprendizaje es el más difícil de ayudar a instaurar en los sujetos de los tres.

· Las actitudes son las competencias que comprenden el interés, gusto o disfrute, por una problemática dada, un objeto de estudio o un aspecto de la realidad. Disfrutar con el aprendizaje de las leyes del comportamiento es una actitud académica. Tener gusto por la actualización científica permanente en el trabajo aplicado es una actitud profesional.

· Los valores son aquellas competencias que hacen que los sujetos efectúen juicios acordes a un modelo o código ético-profesional dado. El respeto a los diferentes posicionamientos psicológicos y teóricos dados es un valor académico. La defensa de los derechos éticos de un usuario dado, es un valor profesional.

· Las normas son las competencias que permiten a los sujetos tomar decisiones y comportarse acorde con esa elaboración o construcción personal. El comportamiento ético de no copiar trabajos de otros se refiere al cumplimento de una norma ética académica. El tomar decisiones para respetar la integridad y los derechos que asisten a una persona, es un comportamiento de norma ética profesional.



MÉTODO

Participantes

Participaron un total 76 sujetos (94 estudiantes, 34 profesores de universidad y 24 profesionales), de diferente sexo (42 masculino y 80 femenino), con distinta titulación (80 no licenciados, 28 licenciados y 20 doctores) y que habían finalizado en diferentes momentos la carrera (en último curso 96 sujetos, en los últimos diez años 16 sujetos y más de diez años 14 sujetos), con diferentes especialidades (16 de clínica, 18 de educativa, 8 de organizacional y 4 de otra), puestos actuales ( 8 no universitarios, 24 universitarios y 8 de empresa) y nivel de experiencia profesional (76 sujetos sin experiencia, 20 sujetos hasta 10 años, 10 sujetos hasta 20 años y 3 sujetos hasta 30 años).

Instrumentos
Para esta investigación utilizamos la Escala para la Evaluación de la Formación recibida, por los profesionales, versión. 1.00 (De la Fuente, 2004). Los datos de validez y fiabidad son aceptables y se recogen en el Informe UCUA. Está diseñada para recoger la percepción de los profesionales sobre el grado en que la formación recibida en la Universidad y en la posterior Actividad Profesional, ha ayudado al sujeto a construir cada una de las 130 competencias.

Su estructura racional inicial delimitaba los aspectos a evaluar que se enumeran a continuación.

1. Competencias académicas básicas:
· Competencias cognitivo-lingüísticas instrumentales básicas (39 items)
· Competencias sociopersonales básicas (12 items)
2. Competencias de intervención profesional:
· Competencias cognitivo-lingüísticas instrumentales aplicadas (23 ítems)
· Competencias cognitivo-lingüísticas avanzadas aplicadas (31 ítems)
· Competencias sociopersonales aplicadas (24 ítems)

Cada tipología de competencias lleva implícitas diferentes categorías de subcompetencias:

1. saber: hechos, conceptos y principios.
2. querer saber: actitudes, valores y normas sobre el saber.
3. saber hacer: habilidades y destrezas propias de los procedimientos.
4. querer saber hacer: actitudes, valores y normas sobre el saber hacer.

La estructura empírica, obtenida en los análisis factoriales exploratorios efectuados en la primera versión experimental del instrumento, clasifica a cada ítem a partir de dos parámetros:

1.      conocimiento académico y profesional, y 2. subcompetencia conceptual, procedimental y actitudinal.
Los aspectos a cumplimentar en cada competencia son dos, dado que se solicita al sujeto que conteste el grado de construcción de esa competencia, con un rango tipo likert, de 1 (nada) a 5 (mucho) en la columna de la Universidad (titulación) y en la Actividad Profesional (práctica aplicada).

Procedimiento

A partir de la elaboración del instrumento de competencias académico-profesionales, efectuamos la versión electrónica del mismo para cumplimentarla de manera on-line. Para tal fin, establecimos dos niveles de evaluación, importantes a la hora de recoger la información:

1. Preguntas cerradas. Estas preguntas estaban referidas a diferentes aspectos de la muestra a evaluar. Permiten recoger información de la Titulación y establecer posibles comparaciones normativas con Titulaciones de otras Universidades.

1.1. Variables de los sujetos (independientes).
1) Datos personales: edad y género.
2) Datos académicos: titulación, universidad, formación recibida, etc.
3) Datos profesionales: puesto actual, experiencia o perfil profesional.
1.2. Variables de valoración general de la carrera: satisfacción académica y profesional, respecto de a la formación recibida en la Titulación.
1.3. Variables de las competencias (variables dependientes). Referidas al grado de construcción de las competencias, ya enumeradas con anterioridad.

2. Preguntas abiertas. Pretendían dejar abierta la posibilidad de que los sujetos viertan información sobre los aspectos que la cumplimentación de la Escala les sugería o para hacer algunas propuestas de mejora.

El procedimiento para la obtención de los datos recogidos se efectuó de manera online, de manera coherente con las tendencias evaluadoras basadas en las nuevas tecnologías
(Cook, Health y Thomson, 2000; Shannon y Bradshaw, 2002; Sheehan y Hoy, 1999; Smith, 1997). La herramienta en-línea UCUA permite la evaluación de las competencias académicoprofesionales en cualquier titulación Toda la información de la cumplimentación queda grabada en el lugar web habilitado por el software. La importación de los resultados en formato de bases de datos genérica y Excel permite la transformación o el procesamiento estadístico posterior con SPSS 10.0 (Pérez, 2004).

Análisis estadísticos

Esencialmente se realizaron análisis descriptivos e inferenciales, con el fin de mostrar los perfiles generales de construcción de las competencias en ambos ámbitos formativos, así como las diferencias significativas existentes entre ellos.

Resultados

Competencias totales construidas según el contexto formativo (Titulación y Aplicado)
En general, las competencias construidas se sitúan entre regular y bastante, habida cuenta del rango de respuesta (1-5) en ambos contextos, aunque es mayor en el contexto de formación aplicado (resp. 2) que en el de formación de la titulación (resp. 1), con un efecto principal significativo, F(1,59)= 10.48 (p<.002) en el anova efectuado, a favor de la media de competencias construidas en el contexto profesional aplicado.

Tabla 1. Resultados descriptivos de las competencias totales construidas

Respuesta                   N         media   dt       mínimo            máximo           error post
Resp1 (Titulación)      46        3.14     (.63)    2.01                 4.68                0.093 2 >1 **
Resp2 (Aplicado)        15        3.80     (.82)    1.82                 4.64                 0.211
Total                            61      3.30     (.73)    1.82                 4.68                 0.094
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Competencias académicas (dimensión 2) y profesionales (dimensión 1) construidas, en el contexto de la Titulación (Respuest1) y Aplicado (Respuest2).

Discusión y conclusiones

Los resultados encontrados han propiciado el acercamiento a una problemática digna de estudio. Nos han permitido constatar diferentes aspectos importantes, a nuestro modo de ver. En primer lugar, hemos constatado que, tal como habíamos propuesto en nuestro modelo de partida (De la Fuente, 2003; Roe, 2002, 2003), las competencias académicas y profesionales propuestas se construyen en los dos ámbitos formativos, de manera complementaria, aunque existe un desequilibrio o, más bien, una especialización formativa, en cada ámbito.

En general, los sujetos opinan que en el contexto profesional-aplicado es donde se construye una mayor cantidad de competencias. La mayoría del conocimiento factual (saber) se construye en el ámbito de la Titulación, mientras que la construcción del conocimiento procedimental (saber hacer) se produce en el ámbito aplicado.

Pero la información más interesante proviene de la evaluación de las subcompetencias porque nos permite ahondar con mayor precisión en los matices. Como hemos podido comprobar existen diferencias muy claras en el contexto formativo de la Titulación, con una mayor construcción de subcompetencias conceptuales académicas y actitudinales -el saber y el querer saber y hacer-, en detrimento de las de orden procedimental académico y, en general del conocimiento profesional de orden conceptual y procedimental. En el contexto aplicado, sin embargo, se construyen por excelencia las competencias conceptuales y procedimentales de orden profesional. Es destacable la baja puntuación obtenida por las competencias procedimentales académicas, tanto en el ámbito de la titulación como en el aplicado, lo que pondría de manifiesto un importante déficit formativo del saber hacer académico, imprescindible para una formación óptima e integración del conocimiento académico-profesional.

En el caso de las competencias específicas, los resultados son coincidentes con otros aparecidos con una muestra de orientadores escolares (De la Fuente, en prensa) y ponen de manifiesto las bondades y los déficits propios de la formación inicial y continua de los psicólogos como profesionales, especialmente en lo referido al ámbito internacional y a las competencias del saber hacer profesional, en algunos casos, no abordadas ni en la formación inicial ni en la permanente (De la Fuente, 2000a).

No queremos finalizar este informe de investigación sin mencionar varias limitaciones importantes. En primer lugar, sabemos que es necesario seguir ampliando la muestra de nuestro estudio de cara a una mayor representatividad y generalización de los resultados, amén de una mayor validación de la versión experimental del instrumento de medida utilizado. En segundo lugar, debemos aclarar que en los análisis realizados hemos comprobado que los resultados generales presentados están modulados por las variables personales y profesionales de los sujetos, aspectos que no han sido objeto de este informe y deberán serlo en trabajos futuros.
Los resultados nos llevan a considerar que esta línea de trabajo es muy provechosa, tanto en el presente como en el futuro. La radiografía de esta situación actual nos ha permitido acercarnos a la percepción de la formación recibida por los profesionales, profesores y alumnos como un criterio de calidad de la Titulación cursada. En el futuro, sería deseable seguir este criterio de evaluación para conocer si los cambios producidos por la implantación del Espacio Europeo de la Educación Superior han supuesto un incremento en el criterio de la Calidad formativa de las Titulaciones, por parte de los profesionales y alumnos aplicados.

Desde la perspectiva de la formación profesional permanente, sería deseable que las organizaciones encargadas de actualizar a sus profesionales tuvieran presente este feedback importante que, a modo de screening, hemos aportado. Sigue siendo urgente un plan integrado y coordinado de formación inicial y permanente para nuestros profesionales.




Referencias

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