INFLUENCIAS DEL CONTACTO FÍSICO EN EL COMPORTAMIENTO PRO SOCIAL.


INFLUENCIAS DEL CONTACTO FÍSICO EN EL COMPORTAMIENTO PRO SOCIAL.

( Gómez, L.; Noguera, R.; Perez, S.; Rojas, A.; Setrini, M., 2013)



Universidad Nacional de Asunción.
Facultad de Filosofía—Cátedra Metodología de la Investigación.
Asunción-Paraguay.


RESUMEN



El estudio tuvo como propósito establecer la relación entre el contacto físico y la conducta prosocial. Se estudió la incidencia del contacto-no contacto físico en un contexto de interacción verbal, se utilizó un diseño experimental de dos grupos aleatorizados, en donde la variable dependiente fue la conducta prosocial y la variable independiente el contacto físico. La muestra estuvo compuesta por alumnos del sexto curso de un colegio de gran Asunción y el muestreo fue  probabilístico aleatorio simple. Los instrumentos utilizados fueron una caja de bolígrafos y un cuestionario sobre la Contaminación Ambiental.  Los datos fueron de análisis cuantitativo y analizados a través de la prueba estadística Chi cuadrado, se utilizó el programa estadístico SPSS versión 15.

Se comparó los efectos de la variable de contacto físico con la conducta pro social, obteniéndose como resultado una t =  4,821 (gl= 1,      p<0 span="">028) que llevó a aceptar la hipótesis de investigación.





Palabras Clave: contacto físico, no contacto físico, conducta prosocial.


  1. INTRODUCCIÓN

A veces ayudamos a las personas y otras veces no, Según Bibb Latané y Jhon Darley (1970) consideran que cuando una persona es testigo de una situación de emergencia, llevar a cabo una conducta de ayuda depende de una serie de decisiones. El contexto donde se produce una emergencia influye en la interpretación que se hace la misma. Las personas tienden a interpretar las situaciones de tal manera que no requiera su intervención o ayuda. La decisión de intervenir en una situación de emergencia viene determinada por la percepción de la persona, esto es, que se perciba como una verdadera emergencia. No obstante, esta es una condición necesaria pero no suficiente, además de percibir la situación como verdadera emergencia, deberemos considerar que es nuestra la responsabilidad de ayudar.

Esta decisión de asumir la responsabilidad viene determinada por el número de testigos que se hayan presentes, a medida que aumentan los testigos disminuye la percepción de responsabilidad (difusión de la responsabilidad o efecto espectador). Se entiende por conducta prosocial toda conducta social positiva con o sin motivación altruista. Positiva significa que no daña, que no es agresiva. A su vez se entiende por motivación altruista el deseo de favorecer al otro con independencia del propio beneficio. Por el contrario, la motivación no altruista es aquella que espera o desea un beneficio propio además del, o por encima del, ajeno. Como se ve, la definición incluye un aspecto conductual (alude a conductas) y otro motivacional (González M, Conducta pro social), es un hecho social y, por tanto, debería ser estudiada teniendo en cuenta el contexto interpersonal en el que se desarrolla (Sánchez-Queija, Oliva y Parra 2006). Por otro lado  las personas ofrecen su ayuda no a todas las personas por igual. Los amigos ayudan más rápidamente que los que no lo son. En un trabajo de Tesser y Smith (1980) mostraron que si ayudar era meterse en problemas, es menos probable recibir ayuda de un amigo que de un desconocido.  Goodstadt (1971) se demotró como se ayuda más a las personas que les resultan agradables frente aquellas que no lo son.



El estudio de la conducta prosocial, comienza con el trabajo de Rossenthal (1964) y el caso Kitty Genovese. El 13 de marzo de 1964 la joven trabajadora Catherine Kitty Genovese fue asesinada al lado de su residencia en Nueva York. Un crimen bastante rutinario, si no fuera porque el asesinato duró más de media hora. Kitty gritaba y pedía ayuda, mientras se movía apuñalada de una puerta a la otra, y el asesino volvía una y otra vez hasta que la violó y le dio el golpe final, todo ante la vista de treinta y cinco vecinos que observaban por la ventana. Finalmente los gritos de Kitty no fueron respondidos por nadie. 


Darley y Latané empezaron a estudiar situaciones de emergencia a partir de los años 60, descubriendo así, el “efecto del observador o espectador”. Dicho efecto afirma que la probabilidad de que una persona ayude es menor cuántas más personas haya observando una situación de emergencia y el tiempo que trascurre hasta que alguna persona decide ayudar aumenta conforme hay más espectadores.

Se establece que el contacto físico influye en la generación de la conducta pro social a partir de un toque ligero y casual que brinda el experimentador, a partir de estos datos se puso a prueba la hipótesis las cuales contenían la relación entre las variables contacto físico y conducta pro social. 

  • OBJETIVOS

    Objetivo General:

    Determinar la relación entre el contacto físico y la conducta prosocial
    Objetivos Específicos:
      • Identificar las respuestas positivas que genera el contacto físico del experimentador en los sujetos.
      • Identificar las respuestas negativas que genera el contacto físico del experimentador en los sujetos.
      • Determinar la media de la variable contacto-no contacto físico de los/as participantes.
      • Establecer si existen diferencias significativas en el grupo experimental y el grupo control.

    1. MATERIALES Y MÉTODOS

    El diseño que se empleo en la presente investigación fue experimental de dos grupos aleatorizados con una medición posterior. Que consistió en establecer la relación entre el contacto físico y la conducta prosocial. El estudio fue de corte transversal. El análisis  de tipo cuantitativo y el método que se utilizó  fue  Chi cuadrado. Para la medición de los datos se utilizó el programa estadístico SPSS  versión 11.5 (Sampieri,2001).

    Los instrumentos empleados fueron una caja de bolígrafos los cuales se utilizaron en el momento de medición de la conducta prosocial. Un Cuestionario sobre la Contaminación Ambiental el cual fue utilizado como distractor. Consta de siete preguntas básicas sobre el conocimiento de la contaminación ambiental en Paraguay.

    El presente experimento empleó una condición de contacto físico y otra sin contacto físico. Se aplicó una encuesta sobre contaminación ambiental a dos grupos aleatorizados del sexto curso de un colegio de Gran Asunción con el consentimiento previamente autorizado. El experimentador entregó al participante un bolígrafo con el cuestionario correspondiente, antes de empezar a completar el cuestionario, se le aviso al sujeto que debía permanecer sentado. Después que el participante haya completado el cuestionario, el experimentador -quien permaneció en la habitación todo el tiempo- caminó hacia el sujeto sentado, recogió el cuestionario y le agradeció por su participación, durante el cual el experimentador acompañó con una ligera palmada en la parte superior del brazo, inmediatamente después de esto, el experimentador dejó caer varios bolígrafos y se agachó rápidamente a recogerlos. Si el participante se levanto a ayudar se le dio una puntuación de 2 o, si no lo hizo se le otorgó la puntuación de 1.

    En el transcurso de esta investigación se tuvo en cuenta los principios éticos difundidos por la Asociación Psicológica Americana, (A.P.A 1982).



    1. RESULTADOS

    En la etapa determinada para el análisis de datos, se estudiaron y analizaron la comunicación de dichos datos de manera objetiva, sistemática y cuantitativa (Berelson, 1952), también se establecieron inferencias válidas y confiables de los datos con respecto a su contexto (Krippendorff, 1982). 

    Media de la variable contacto-no contacto físico de los /as participantes por grupo (n = 30).

    Se observa que tanto el grupo al que se le aplicó el contacto físico (experimental), como al que no se le aplicó (control) estuvieron conformados por 15 participantes, en donde la media de la variable fue de 1 (valor asignado a la situación de contacto-no contacto). 
    Prueba T de muestras independientes de ambos grupos (n = 30).
    La aplicación de la prueba t, tuvo un resultado de 2,316 en donde se estableció que la diferencia de las medias fue de 0,400 con un grado de significancia bilateral de 0,028.
    Contingencia del contacto físico * Conducta pro social
    La cantidad total de participantes del experimento fue de 30 sujetos,  de los cuáles 15 pertenecieron al grupo de personas a las que se les aplicó el contacto físico (experimental) y 15 estuvieron el grupo al que no se aplicó el contacto físico (control).
    Los resultados revelaron que el 27 % de las personas a quienes se les aplicó el contacto físico no aplicaron la conducta pro social, es decir, no ayudaron al investigador. En comparación al 73% de los participantes del grupo experimental que sí aplicaron la conducta pro social. Por otro lado el grupo de personas que no recibieron el contacto físico (control) se encuentra que 67% no efectuaron la conducta de ayuda mientras que el 33% aplicó la conducta pro social.
     Esto hace un total del 47% que no atribuyó la conducta pro social en ambos grupos, y un 53% que atribuyó la conducta pro social en el grupo experimental y control.
                

     Pruebas de chi-cuadrado

    Los resultados arrojados por la prueba chi-cuadrado de Pearson establecieron un valor de 4,821(b) la cual no resultó significativa, con 1 grado de libertad, asociado a una probabilidad de significación bilateral de 0,028.


    5.    DISCUSIÓN


    Los resultados que se obtuvieron en la investigación  confirman que el comportamiento de ayuda de los participantes hacia el experimentador se incrementó con la utilización del contacto físico aplicado en la parte superior del brazo. Dicha afirmación concuerda con el objetivo general de  determinar la influencia del contacto físico en la generación de la conducta pro social.

    A partir de estos hallazgos se rechaza la hipótesis nula. Y se acepta como probablemente válida la hipótesis de investigación la cual establece que el contacto físico es un factor influyente a la hora de generar la conducta pro social. De esta manera se asume que si un grupo de sujetos es expuesto al contacto físico casual, entonces, a la hora que una persona necesite ayuda, como consecuencia manifestará la conducta pro social.

    Se destaca la relación existente entre el contacto físico y el comportamiento prosocial ya que resulta de suma importancia a la hora del desarrollo emocional, social y físico (Harlow, 1983). Es necesario hacer hincapié que de  acuerdo con Bibb Latané y Jhon Darley   se establece que en  ocasiones se ayuda a las personas y otras no, dependiendo del  contexto donde se produce una emergencia lo cual influye en la interpretación que se hace la misma (Bibb Latané y Jhon Darley 1970). En la investigación realizada se pudo establecer el control adecuado sobre el ambiente, y se atribuyó claramente un contexto en el cual se brindaron todas las comodidades posibles a los participantes, por lo cual se infiere que las personas a quienes se les aplicó el contacto físico y no efectuaron la conducta de ayuda actuaron de ese modo debido a cusas internas y no externas.
    La edad en la que se encontraron los participantes incide de forma directa en los resultados, ya que está ligada a una amenaza de validez interna; la maduración. Major, Schmidlin y Williams (1990) estudiaron el impacto de la edad de los participantes. El rango de edad establecida fue de 16 a 18 años, existe la probabilidad de que los participantes de menor edad en ese rango no hayan tenido la maduración suficiente para responder a la conducta de ayuda.  
    Cabe establecer que el lugar donde se produce el toque y la intensidad del mismo es de suma importancia en la respuesta de ayuda. Nguyen, Heslin y Nguyen (1975) analizaron cómo se interpretaban los diferentes tipos de contacto físico y zonas corporales en hombres y mujeres. El hecho de que el toque sea casual, ligero, y que a la vez sea en una zona corporal en la cual no se produzcan malas interpretaciones establecen las condiciones necesarias para que se dé una correcta interpretación y asociación a la hora de generar la conducta pro social.
    Otro punto a tener en cuenta es el estado anímico de las personas en el momento de decidir si van a ayudar a una persona o no. Las personas que están de buen humor tienden ayudar más que aquellas que no lo están (Isen, 1970; Isen y Levin, 1972; Isen, Clark y Schwartz, 1976; Underwood et al., 1977).Aunque no se estableció la relación correspondiente entre la variable de estado de ánimo y la generación de la conducta de ayuda en esta investigación, ésta podría ser una variable de interés en experimentos a realizarse más adelante.
    Considerando todos los aspectos que hacen alusión al contacto físico y la respuesta de ayuda, se espera que cada vez se generen más investigaciones sobre las diferentes variables de las cuales podría depender la conducta pro social.

    6.    CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES



    Por medio de la investigación realizada se concluye que el contacto físico de forma casual y ligera influye en la respuesta de la conducta de ayuda, denominada conducta pro social. Existen varios factores que deben controlarse para que se generen los datos adecuados al diseño que se planteó.

    En las personas que recibieron contacto físico y no efectuaron la conducta pro social pudo haberse debido por amenazas de validez interna como la maduración o historia de vida.          

    Se recomienda el control de todas las variables externas como sean posibles para que los resultados de la investigación sean confiables.
    Para próximas investigaciones se recomienda tener en cuenta otros factores que afectan a la conducta pro social, como el sexo del experimentador, o el estado de ánimo de los participantes.



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