José Muñiz , Paula Elosua y Ronald K. Hambleton
En los últimos años la adaptación de los tests de unas
culturas a otras se ha incrementado en todos los ámbitos evaluativos.
Vivimos en un entorno cada vez más multicultural y multilingüe en el que
los tests se utilizan como apoyo en la toma de decisiones, se presentan las directrices para la traducción y adaptación de los test. Método: un grupo de seis expertos internacionales revisaron las
directrices originales propuestas por la Comisión Internacional de Tests,
teniendo en cuenta los avances habidos en el campo desde su formulación
inicial. Resultados: la nueva edición está compuesta por veinte directrices
agrupadas en seis apartados: directrices previas, desarrollo del test,
confirmación, aplicación, puntuación e interpretación y documentación. Se
analizan los diferentes apartados, y se estudian las posibles fuentes de error
que pueden influir en el proceso de traducción y adaptación de los tests.
Conclusiones: se proponen veinte directrices para guiar la traducción y
adaptación de los tests de unas culturas a otras. Se discuten las perspectivas
futuras de las directrices en relación con los nuevos desarrollos en el ámbito
de la evaluación psicológica y educativa.
Las directrices propuestas ofrecen un marco integral en el que se aborda el estudio de las fases previas a la adaptación,
el análisis de la propia adaptación, de su justificación técnica, de la
evaluación e interpretación de las puntuaciones y de la elaboración
del documento final. Se trata de veinte reglas agrupadas en seis
categorías.
El objetivo de las directrices es que el producto final del proceso
de adaptación consiga con respecto a la prueba original el máximo
nivel de equivalencia lingüística, cultural, conceptual y métrica
posible, y para ello son concebidas como un patrón que guía a los
investigadores y profesionales en las pautas a seguir. El proceso es
global en naturaleza y abarca la totalidad de fases y cuestiones a
considerar durante el proceso de traducción, desde cuestiones legales
relacionadas con los derechos de la propiedad intelectual del test a adaptar, hasta aspectos formales que atañen a la redacción del
manual que documenta los cambios introducidos.
1. Directrices previas
Dos cuestiones previas a la ejecución de
cualquier adaptación y que atañen a su correcta planificación: la
comprobación del registro de la propiedad intelectual y el estudio
de la relevancia del constructo. Comprobar sobre quién recae el
derecho de la propiedad intelectual del instrumento y en su caso
obtener los permisos legales permitirán garantizar la autenticidad
del producto final y proteger el trabajo de adaptaciones no autorizadas.
El segundo aspecto se refiere al estudio de las características del constructo
a medir en la población diana. El interés en este punto alerta sobre
las consecuencias de asumir sin más la universalidad de los
constructos entre culturas, y aconseja evaluar el grado o nivel de
solapamiento entre el constructo en la población origen y en la
población diana como único medio para delimitar y definir el nivel
de equivalencia deseado.
2. Directrices sobre el desarrollo del test
Guían durante el proceso de adaptación y desarrollo del test, y
ofrecen pautas para superar algunos de los malentendidos más comunes
relacionados con el uso de la traducción literal como garantía
de equivalencia, o el excesivo peso otorgado a la traducción inversa
(back-translation) (Brislin,1986) como procedimiento de verificación
de la calidad de la adaptación. Es habitual considerar que en
una buena traducción la equivalencia entre la versión original y la
versión retro-traducida generada por un traductor independiente es
muy alta. Esta consideración, sin embargo, no es garantía de validez
de la versión diana, es más, en una mala traducción el grado de
equivalencia entre la versión original y la versión retro-traducida puede ser muy alta. La razón de esta singularidad se debe a que
habitualmente las malas traducciones se apoyan en traducciones literales
en lugar de en una esmerada adaptación de significados. Las pruebas piloto permiten, entre otras
cosas: a) recoger “in situ” las reacciones de las personas que realizan
la prueba; b) asegurarse de que los ítems e instrucciones son
correctamente comprendidos; c) registrar el tiempo necesario para
la ejecución del cuestionario; d) recoger información sobre posibles
errores de contenido o formato que se pueden corregir antes
de pasar a la fase operacional; y e) obtener datos que permitirán
llevar a cabo un primer análisis de ítems que indiquen la dirección
y sentido de los índices psicométricos más relevantes.
3. Directrices de confirmación
Este grupo de directrices hacen referencia a aspectos técnicos
relacionados con las propiedades psicométricas del test adaptado
y a su equivalencia con respecto al test original. Proponen llevar a
cabo estudios de equivalencia métrica entre las versiones original
y adaptada que determinarán el grado de relación entre cada uno
de los ítems que componen la prueba y la dimensión que representan.
Si la relación funcional no es equivalente entre las versiones
original/adaptada la comparabilidad entre escalas se verá amenazada.
Son varios los modelos teóricos que permiten acometer los
estudios de equivalencia, tales como los modelos de ecuaciones
estructurales, los modelos de teoría de respuesta a los ítems, o los
procedimientos para la detección del funcionamiento diferencial
de los ítems. Solo la evaluación de la equivalencia permitirá conocer
el nivel de comparabilidad entre puntuaciones (Elosua y Mu-
ñiz, 2010). Las directrices de confirmación proponen llevar a cabo
estudios sobre fiabilidad y estudios de validación (Elosua, 2003;
Lissitz, 2009; Muñiz, 2003).
4. Directrices sobre aplicación
La forma en la que se aplica un test influye en las propiedades
psicométricas de las puntuaciones obtenidas, tales como su fiabilidad
y validez. Las relaciones de los aplicadores con las personas a
las que se pasa el test (rapport), la forma de dar las instrucciones
de la prueba, y en general las interacciones aplicador-examinado
deben de cuidarse al máximo. Como señala Hambleton (1996), los
aplicadores: a) deben ser elegidos entre personas de la población a
la que se aplica el test; b) estar familiarizados con los distintos matices
de la cultura de que se trate; c) tener experiencia y aptitudes
para la aplicación de tests; y d) conocer la importancia de seguir al
pie de la letra los procedimientos reglados para la aplicación de los
tests. Deben de programarse sesiones de entrenamiento riguroso
para los aplicadores.
5. Directrices sobre puntuación e interpretación
Las directrices sobre puntuación e interpretación alertan sobre
los riesgos derivados de la tentación de comparar directamente
puntuaciones obtenidas en contextos culturales o lingüísticos diferentes
por medio de escalas adaptadas. La comparación de puntuaciones
ha de circunscribirse al nivel de equivalencia psicométrico
empíricamente demostrado con la aplicación de las directrices de
confirmación. Si no puede demostrarse la existencia de equivalencia
métrica entre todos los ítems que componen las escalas original
y adaptada, las puntuaciones obtenidas no podrán compararse
directamente. El problema de la comparación entre puntuaciones
se agrava con su interpretación. Como señalan algunos autores
(Hambleton y Bollwark, 1991; Westbury, 1992), los estudios comparativos
deberían de usarse para comprender las semejanzas y
diferencias entre los grupos analizados, pero nunca para establecer
comparaciones sin más. Y no es adecuado establecerlas porque
raramente encontraremos dos comunidades que sean equiparables
completamente en aspectos tan influyentes como motivación a la
hora de hacer las pruebas, curriculas escolares, valores culturales,
nivel de vida, políticas educativas, oportunidades de acceso a la
educación, etc.
6. Directrices sobre documentación
Finalmente, para interpretar las puntuaciones el psicólogo debe
de disponer de una documentación exhaustiva acerca de cómo se
llevó a cabo el proceso de adaptación. El manual del test deberá
incluir todo tipo de detalles del proceso adaptativo y de los cambios
y modificaciones llevados a cabo sobre el test original, que en
determinadas circunstancias pueden dar las claves interpretativas
de un resultado (Prieto y Muñiz, 2000).
Directrices para la traducción/adaptación de tests
1. Directrices previas
DP1. Antes de comenzar con la adaptación hay que obtener
los permisos pertinentes de quien ostente los derechos
de propiedad intelectual del test.
DP2. Cumplir con las leyes y prácticas profesionales relativas
al uso de tests que estén vigentes en el país o
países implicados.
DP3. Seleccionar el diseño de adaptación de tests más adecuado.
DP4. Evaluar la relevancia del constructo o constructos medidos
por el test en las poblaciones de interés.
DP5. Evaluar la infl uencia de cualquier diferencia cultural
o lingüística en las poblaciones de interés que sea relevante
para el test a adaptar.
2. Directrices de desarrollo
DD1. Asegurarse, mediante la selección de expertos cualifi -
cados, de que el proceso de adaptación tiene en cuenta
las diferencias lingüísticas, psicológicas y culturales
entre las poblaciones de interés.
DD2. Utilizar diseños y procedimientos racionales apropiados
para asegurar la adecuación de la adaptación del
test a la población a la que va dirigido.
DD3. Ofrecer información y evidencias que garanticen que
las instrucciones del test y el contenido de los ítems
tienen un significado similar en todas las poblaciones
a las que va dirigido el test.
DD4. Ofrecer información y evidencias que garanticen que
el formato de los ítems, las escalas de respuesta, las
reglas de corrección, las convenciones utilizadas, las
formas de aplicación y demás aspectos son adecuados
para todas las poblaciones de interés.
DD5. Recoger datos mediante estudios piloto sobre el test
adaptado, y efectuar análisis de ítems y estudios de
fiabilidad y validación que sirvan de base para llevar
a cabo las revisiones necesarias y adoptar decisiones
sobre la validez del test adaptado.
3. Directrices de confirmación
DC1. Definir las características de la muestra que sean pertinentes
para el uso del test, y seleccionar un tamaño
de muestra suficiente que sea adecuado para las exigencias
de los análisis empíricos.
DC2. Ofrecer información empírica pertinente sobre la
equivalencia del constructo, equivalencia del método
y equivalencia entre los ítems en todas las poblaciones
implicadas.
DC3. Recoger información y evidencias sobre la fiabilidad
y la validez de la versión adaptada del test en las poblaciones
implicadas.
DC4. Establecer el nivel de comparabilidad entre las puntuaciones
de distintas poblaciones por medio de análisis
de datos o diseños de equiparación adecuados.
4. Directrices sobre la aplicación
DA1. Preparar los materiales y las instrucciones para la
aplicación de modo que minimicen cualquier diferencia
cultural y lingüística que pueda ser debida a
los procedimientos de aplicación y a los formatos de
respuesta, y que puedan afectar a la validez de las inferencias
derivadas de las puntuaciones.
DA2. Especificar las condiciones de aplicación del test que
deben seguirse en todas las poblaciones a las que va
dirigido.
5. Directrices sobre puntuación e interpretación
DPI1. Interpretar las diferencias de las puntuaciones entre
los grupos teniendo en cuenta la información demográfica pertinente.
DPI2. Comparar las puntuaciones entre poblaciones únicamente
en el nivel de invarianza establecida para la escala de puntuación utilizada en las comparaciones.
6. Directrices sobre la documentación
DC1. Proporcionar documentación técnica que recoja cualquier
cambio en el test adaptado, incluyendo la información
y las evidencias sobre la equivalencia entre
las versiones adaptadas.
DC2. Proporcionar documentación a los usuarios con el fin
de garantizar un uso correcto del test adaptado en la
población a la que va dirigido.
Fuente
PsicothemaDirectrices para la traducción y adaptación de los tests: segunda edición | |
2013. Vol. 25, nº 2, pp. 151-157 |